Muchas personas a quienes les ha tocado vivir la experiencia como trabajadora sexual, lo han hecho de manera voluntaria. Esta realidad ha hecho que muchas creencias no respondan a la verdad. Debemos indagar más para entender realmente lo que ocurre.
En primer lugar, hay personas que creen que los trabajadores sexuales voluntarios son esclavos, obligados a desempeñar esta profesión al margen de su libre albedrío. No es así. Lo cierto es que el porcentaje de trabajadores sexuales que están en esta situación es mínimo. La mayoría realmente desarrolla su actividad bajo su responsabilidad y por su propia iniciativa.
Además, muchas veces es creído que la profesión de trabajadora sexual voluntaria es un camino directo a la destrucción moral y emocional de una persona. Si bien la prostitución es una forma de explotación sexual, no implica necesariamente que las trabajadoras sexuales voluntarias estén expuestas al maltrato, a la violencia, al abuso o a la explotación. La realidad es que muchas desarrollan su trabajo de forma consciente, segura y responsable.
Por otra parte, hay quienes consideran que todas las mujeres que trabajan en el sector son inmorales. Esto obedece a un concepto de moralidad que ha estado arraigado por mucho tiempo en la sociedad: creyeron que el trabajo sexual es inmoral porque las mujeres que lo desempeñan son despreciadas y discriminadas, y algunas personas todavía tienen prejuicios al respecto. Sin embargo, la realidad es que las trabajadoras sexuales son personas normales con familia, amigos y también necesitan amor y cariño.
Por último, hay gente que afirma que un trabajador sexual nunca podrá tener éxito y prosperar con su trabajo. Esta concepción está muy mal informada. La verdad es que muchas trabajadoras sexuales voluntarias tienen éxito en su profesión y han logrado mucho. Han ganado su independencia financiera, desarrollado habilidades empresariales y aprendido a manejar sus finanzas. Además, muchas de estas mujeres han decidido invertir los ingresos percibidos en un negocio propio o en una educación adicional para así, asegurar un mejor futuro para ellas mismas y sus familias.
Otro punto es que algunas personas creen que los trabajadores sexuales voluntarios son personas con pocos escrúpulos económicos. La realidad es que muchos de ellos guardan sus ingresos con mucha responsabilidad. Estos ahorros son utilizados para diversos propósitos como los impuestos, seguros, vivienda, salud, y algunos incluso los guardan como ahorro para el futuro o como inversión.
En conclusión, es obvio que una vez que se examinan estas creencias, es fácil ver que muchas no son del todo ciertas, y que un trabajador sexual puede disfrutar de una abundante carrera, educación, prosperidad económica y satisfacción personal. Es cierto que hay problemáticas en el mundo del trabajo sexual como la discriminación y la explotación, sin embargo cada vez hay más mujeres que deciden desarrollar está profesión conscientemente y de forma responsable.